A veces, el dinero no se va…Somos nosotras quienes, sin darnos cuenta, no podemos sostenerlo.
No porque no lo deseemos, sino porque hay heridas más profundas que nos atan a la escasez o al sacrificio.Especialmente cuando, en nuestra historia, hubo carencias, culpas, o una imagen rota de mamá.
Te invito a hacer este pequeño ejercicio:
Cerrá los ojos. Imaginá al dinero como una presencia frente a vos.
No como números ni billetes… sino como energía, como una figura que te mira y espera.
Y desde ahí, decile en voz alta o en silencio estas frases:
“Te veo, dinero. Estabas ahí, y yo miraba a otro lado.”
“Hasta hoy, me mantuve fiel al dolor. Ahora elijo estar disponible para vos.”
“Perdón por haber creído que no podía sostenerte.”
“Tomarte no es traicionar a nadie. Es honrar mi vida.”
“Gracias por esperarme. Hoy te tomo con respeto y amor.”
Podés repetirlas todos los días si sentís que resuenan.
No hay prisa. Solo pasos suaves hacia una relación distinta con lo que merecés.
Si te gustaría seguir este camino de sanación profunda, contame.
Estoy acá
Un Gran Abrazo
Paula