Encuentra un lugar tranquilo donde puedas estar sin interrupciones durante unos minutos. Siéntate cómodamente, con la espalda recta y los pies en el suelo.
Cierra los ojos y respira profundamente. Siente cómo tu cuerpo se relaja con cada exhalación.
Visualiza un campo abierto frente a vos. Es un espacio amplio, sereno, donde todo es posible. Siente la tranquilidad de este lugar y permítete estar presente.
Invoca a tu sistema familiar. Imagina a tus padres, abuelos y ancestros formando un círculo a tu alrededor. No necesitas verlos claramente, solo sentir que están allí, presentes con su energía.
Lentamente, en el centro del campo, imagina que aparece una situación o un tema de tu vida que te preocupa o que sientes que necesitas entender mejor. Puede ser un problema de pareja, algo que sientes hacia tus padres, o una emoción que te ha acompañado durante mucho tiempo.
Observa esa situación o tema. ¿Cómo se siente? ¿Es pesado, ligero, cercano o distante? ¿Qué emociones te despierta? No juzgues lo que aparece, solo permítete sentir.
Pregúntale a tu corazón: "¿Es este el tema que necesito constelar ahora para sanar y avanzar?" Escucha lo que surge sin presionarte, puede ser un sí, un no, o incluso algo inesperado.
Si sientes que es el tema correcto, agradece a tu corazón y a tu sistema familiar por guiarte. Si no, espera unos momentos más y permite que surja otra situación que necesite tu atención.
Cuando estés lista/o, respira profundo y vuelve lentamente al presente.
"Confía en lo que tu corazón te mostró. A veces, la claridad viene de sentir y no de pensar. Si estás lista/o para trabajar ese tema, las Constelaciones pueden ser el siguiente paso para liberar y sanar."
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